¿Esterilizar o no Esterilizar?... ¡Esa es la Verdadera Pregunta!
- isabellepoetess
- 20 jul 2023
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 14 dic 2023

**Descargo de Responsabilidad: Les recuerdo que la decision de esterilizar a nuestros bebés peluditos es muy personal. Es una decision compleja, la cual tiene consecuencias de por vida para nuestros pequeños, por lo tanto, ¡no se debe tomar a la ligera! Para poder tomar la decisión adecuada sobre este procedimiento uno debe tomar en cuenta muchos factores. Nuevamente les recuerdo que como estos factores son diferentes para todos, esta decision no es para todos y debe tomarse caso por caso. Esta publicación tiene solamente un propósito narrativo para poder compartirles mi experiencia con la esterilización de Athena. Con la misma, también busco a explicar por qué llegue a la conclusion de que esta era la mejor opción para ella.**
Tengo que decir que es interesante como cada vez que me ha tocado tomar una decision para mi cachorra, mi mente se ha ido inmediatamente a lo que he aprendido en mis programas favoritos de veterinarios (para más información, si quizás no saben a qué me refiero, les pido por favor lean mi publicación anterior. Ahí explico un poco más sobre este pasatiempo). Durante una de las primeras citas de Athena con su veterinario, me asegure de obtener más información sobre cuando sería el mejor momento para esterilizarla. Yo ya tenía en mente que quería hacerle este procedimiento antes de llevarla a casa, pero, aun así quería saber cuánto tiempo tenía para pensarlo detalladamente. Quería saber cuánto tendría para medir todos los pro y contra de la cirugía antes de que se me pasara el tiempo.
Llevé a Thena (si, uno de sus muchos apodos es Thena) a casa a las ocho semanas de nacida y comencé su proceso de vacunación casi inmediatamente. En esa primera visita, me asegure de preguntar cuanto tiempo tendría que esperar para llevarla a esterilizar. Me informaron que tenía que posponer el procedimiento aproximadamente hasta sus seis meses de vida ya que era lo más pequeña que su veterinario estaría dispuesto a hacerle su cirugía. No sé si quizás fue mi ansiedad como mamá primeriza, mis instintos protectores, o quizás un poco de ambas, pero, en el camino a casa empecé a hacer notas mentales de lo que había aprendido en mis programas, lo que los otros padres de bebes peluditos me habían compartido, y la información que me había compartido el veterinario de Athena.
Unos cuantos puntos positivos de los cuales me acuerdo haber pensado en ese momento y que definitivamente influyeron en mi decision de esterilizarla fueron los siguientes. Primero, me acordé haber escuchado de veterinarios que esterilizar a nuestras cachorras reduce considerablemente sus chances de sufrir de cancer de mama, cancer uterino, e infecciones del tracto urinario. ¡Estamos hablando de una reducción de 60% y hasta más! Recordé varios capítulos en donde llevaban a perras y adultas con varios síntomas como, por ejemplo, glándulas mamarias inflamadas, y los doctores explicaban fuera de cámara que la situación se podía haber prevenido si la hubiesen esterilizado a edad más temprana. Ahora, la perra se tendría que someter a un procedimiento mucho más complejo para remover esas glándulas al igual que al procedimiento de la esterilización. ¡Esto significaba no solamente una cicatriz mucho más pronunciada sino también un proceso de recuperación mucho más doloroso! Esto sin mencionar la preocupación por la que pasaban estos amos. Recuerdo ver sus expresiones de tristeza y preocupación de los mismos mientras les tocaba esperar por días los resultados de las biopsias y como pedían que no fuera algo maligno. Cabe mencionar una vez más que, sé que ningún procedimiento va a ser 100% preventivo, y sé que algún dia me tocara pasar for ese infernal "Adiós" con mi pequeña, pero yo no quería que fuera de esa manera. No quería ser una de esas mamás caninas esperando en casa los resultados de algo que, quizás con un simple procedimiento, se podía haber prevenido. Si existía la posibilidad, como dicen los veterinarios, de reducirle el riesgo de cancer de mama por 60% y quitarle por completo el chance de cáncer uterino a Athena, quería tomarla inmediatamente. Sentía que mi bebé se merecía esa oportunidad.
Otro punto que era muy importante para mí era saber que, con este procedimiento ella no pasaría por su ciclo dos veces por año como es lo normal. Admito de que este punto fue un poco más difícil para mí aceptarlo porque, aunque al ella no tener su ciclo sería una gran ayuda para mí en cuestión de su cuidado, también significaba quitarle por completo la oportunidad de tener cría. Nunca tuve en mente hacer un negocio de su cría, pero no niego que pense en lo lindo y tierno que sería tener un o una bebé de su parte. Lo lindo que sería verle sus instintos maternos y verla cuidar de sus pequeños. Consideré, quizás, el buscar otro perrito al cual ella le agradara y sacarles por lo menos una camada. Si eso era una posibilidad, consideré esperar hasta después de ese suceso para esterilizarla. Al ver que esto no era una posibilidad (nosotros mantenemos a Thena con nostros en todo momento y no tenemos perritos en la familia que parecen interesarle de esa manera), decidí que quitarle sus ciclos no sería un gran problema.
Después de hacer la lista de estos puntos, vi que los beneficios sobrepasaban los riesgos se someterla a la cirugía. Hice su cita exactamente para el día después de que cumpliera los seis meses. Me desperté ese dia un poco triste sabiendo que ella no se sentiría bien al regresar a casa, pero sabía que tenía que hacerlo. Honestamente, en ese momento estaba más preocupada por mí misma en cómo me sentiría al verla en recuperación que por ella. Yo sabía que con el nombre que le he dado, Athena... la Diosa Griega de la Guerra, ella estaría más que bien en el proceso. Ella es pequeña, pero también es una guerrerita fuerte... pero yo, aun no estaba tan segura como me iba a ir.
El proceso el día de su cirugía fue sencillo. Me dieron la información reglamentaría que explicaba los riesgos de la anestesia y me explicaron de que consistía el procedimiento. Firmé los papeles que dejaban la vida de mi peludita en manos de su veterinario y le di sus besitos de "nos vemos pronto". El proceso en si tomo tiempo ya que tenían otros pacientes ese mismo día antes que Athena. Afortunadamente me mantuvieron informada en cada parte del proceso desde que la estaban preparando has que entró a recuperación. Confieso que solo hubo una parte en donde sentí miedo y fue cuando me tocó ir por ella. Me tocaba recogerla a las 3:00 p.m. para darle oportunidad de que la observaran por unas horas. Mi querida amiga, la ansiedad, no me dejó olvidar de esa hora ni mucho menos la dejó pasar. Llegué a tiempo y estaba más que lista para tener a mi pequeña de nuevo en brazos, pero, se estaban demorando demasiado para entregármela. Como si fuera poco, mientras esperaba en el carro (su clínica estaba siendo renovada y solamente dejaban entrar a los pacientes y no a nosotros los amos), vi un equipo de emergencia que entraba a la clínica. Ahí confieso que me preocupé un poco y comencé a preocuparme que no hubiesen llegado ahí por una complicación con Athena. Afortunadamente, la demora fue por tantos pacientes que tenían y se les escapó un poco el tiempo... ¡UPS! Parece que no fue nada grave ya que todo el mundo estaba calmado a pesar de que el equipo de emergencia estaba ahí adentro.
Me dieron unas instrucciones simples y faciles de seguir: tenía que darle su Gabapentin cada ocho horas para el dolor, asegurarme de que mantuviera su cono puesto en todo tiempo (al menos cuando no estuviese comiendo o tomando algo), monitorear su incisión para cualquier señal de infección, y no permitirle ninguna actividad excesiva. Aunque sí me dolió escucharle sus quejidos de dolor e incomodidad, encontré paz en saber que había hecho lo mejor para ella. Tuve cuidado de darle cariño extra durante sus dos semanas de recuperación. Como mamá canina, lo que me ayudó también fue ver cómo iba mejorando día a día y como iba regresando poco a poco a la Athena que yo conocía. Nunca perdió su apetito y para el tercer dia ya estaba más alerta queriendo correr y jugar.
¡La montaña rusa de emociones en las que uno se mete cuando al proceso de esterilización de nuestras mascotas se trata es cosa seria! Siempre van a ver esos momentos en donde vas a pensar, y quizás hasta pensar de nuevo, los pros y contras del procedimiento. ¡Eso es normal! Como mamá primeriza de una canina, he aprendido a confiar en mis instintos en cuanto a tomar decisiones para ella se trata. Es cuestión de confiar que todo lo que hago lo estoy haciendo para Athena y para el bien de Athena. He aprendido que mi jornada con ella quizás no sea la misma que otros amos... ¡y eso es normal! También he aprendido a confiar en su veterinario y en su equipo. A entender que yo no siempre puedo controlar lo que le pasa y que van a ver momentos en donde voy a tener que poner su bienestar y mi confianza en las manos de los profesionales. En esos momentos, recuerdo que ellos van a hacer todo lo posible para regresarla sana y salva a mis brazos. Esta jornada con la esterilización de Athena me ha ayudado a apegarme más a ella y también me ha ayudado a aprender a confiar en mí misma ahora que tengo otra vida bajo mi responsabilidad.
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